Curso de Tango Argentino: niveles mezclados

Este curso se dirige a los tangueros aficionados que desean explorar el tango desde otra perspectiva, queriendo  poder transitar de un rol a otro (femenino/masculino) para ampliar sus posibilidades al bailar.

Cómo nació esta propuesta…

Esta propuesta “alternativa” emergió a raíz de varios intercambios con bailadores que me contaron lo que aman del tango, pero también lo que les puede frustrar respecto a este baile; unas insatisfacciones que al final se parecían bastante... 

Las conclusiones que saqué de estas “confesiones”:

Cuando ya se ha bailado tango desde años, incluso décadas, suele aparecer un momento en el cual uno se da cuenta de que, aun siendo “buen bailarín” y teniendo un vocabulario de tango amplio, no satisface del todo el “compartir bailado”. Este momento puede ser experimentado como:

- Una “encrucijada” (¡o “crisis tanguera”!), en la cual ya cansa o aburre cumular más pasos y secuencias de forma

  mecánica, automatizada, o reproducir y transmitir lo aprendido sin más.

- Una etapa en la cual el concepto, mayormente aceptado que el hombre guía y la mujer sigue, se torna limitante…

- Un punto clave que pone de manifiesto que nadie baila igual o interpreta la música de la misma manera por tener

  una sensibilidad única, y que, al final, lo más importante es descubrir lo que pueden generar dos personas que se

  abren realmente la una a la otra, y cómo aprovechar esas diferencias en el compartir. Un punto clave que cuestiona

  todo lo que uno sabe y que plantea dudas y preguntas por el estilo:


- ¿“Como dejar de seguir “un manual” por no saber realmente improvisar o simplemente por no atreverse a “probarse”

   de otra manera?

- ¿“Cómo hacer” para que las propuestas y respuestas mutuas se suman y crean algo distinto a lo habitual, algo

   realmente nuevo”?

- ¿”Qué impide ir más allá de lo previsto o esperado por costumbre? 

Lo que ofrezco para remediarlo…

- Una atención y unas correcciones individuales adaptadas a los retos corporales de cada persona.

- Cuidar y poner atención especial en el abrazo, la conexión con uno mismo y con el otro, la comodidad corporal,

  cualquier cosa que se proponga.

- Profundizar en aspectos técnicos conocidos desde una perspectiva que les permita pulir, afinar y desarrollar más

  posibilidades para improvisar con fluidez y libertad.

- Desmenuzar cada acción que implica unos pasos simples hacia los más complicados para entender físicamente

  cómo se articulan entre sí, y de qué manera específica se van sumando ciertos movimientos corporales según lo

  enfocado.

- Profundizar en la “intención”, el “como” transmitir al otro lo que se quiere con claridad, precisión y sin tensión

   ninguna, es decir: de forma orgánica.

- Liberarse de la presión mental que supone aprender una secuencia larga de memoria, adaptando lo que propondré

  en función del nivel de cada uno hasta que se ancle en su cuerpo, respetando los ritmos de integración individual.

- Conocer y explorar en profundidad lo que implica cada aspecto técnico ligado a distintas temáticas propia del tango.

- Modificar, transformar, “adornar” o simplificar las estructuras dadas para desarrollar o incentivar la creatividad propia.

- Renovar la propia manera de bailar y de liberarse de la repetición automatizada o condicionada, a menudo por los

  propios límites que uno se impone.

- Dar claves para ejecutar un mismo paso de mil maneras posibles a fin de que la misma estructura se pueda convertir

  en una aventura novedosa.

- Ampliar las posibilidades que ofrece la “comunicación tanguera” aprendiendo a “matizar” lo que se propone y el

  “como” se propone.

- Salir de las tendencias habituales, arriesgarse a desarrollar nuevas maneras de interpretar la música y de

  desenvolverse en la pista.


 Todos esto borrando las perspectivas de roles fijos para experimentar el dar y recibir de forma equilibrada,

 cada uno pudiendo participar desde una receptividad o/y "proponer" que permite una  interacción realmente mutua.


Y sobre todo…
Divertirse, sorprenderse, expresarse y disfrutar del compartir al máximo dentro de los límites de cada uno. Entregarse plenamente a lo que sucede, dentro como fuera, desde una perspectiva abierta, una disposición que lo acoge todo y que permita sacar provecho de cualquier reto que se pueda plantear, convirtiéndolo en una posibilidad creativa.